El término Big Data está de moda en el mundo empresarial, principalmente por dos razones: la capacidad probada que tiene de realizar predicciones, así como la ayuda que proporciona para tomar las mejores decisiones.
El crecimiento que ha tenido el uso de los smartphones y las tablets, y las consiguientes APP’s que llevamos instaladas en dichos dispositivos han incrementado exponencialmente la cantidad de información que producimos en nuestra vida cotidiana. Cada vez que compramos en Amazon registramos nuestros gustos y aficiones, cuando salimos a correr y utilizamos Runtastic marcamos nuestra localización, talla, peso, edad, afición por el deporte,…
Cada día, en nuestra vida cotidiana, vamos dejando un “rastro digital” de nuestro poder adquisitivo, edad, gustos, aficiones, intereses, gastos, compras,…. Esta información que depositamos diariamente, están reñidos con la privacidad de las personas. No obstante, ¿por qué se venden startups con millones de usuarios que no han llegado a facturar un euro? Entiendo que la clave está en la información que manejan estas APP’s.
La revolución de los datos en el mundo agrario es ya presente. Estamos en la transición de la toma de decisiones basada en la experiencia a una toma de decisiones basada en la información: Big Data. Varios ejemplos donde sería muy rápido conocer el ROI de dicha utilización:
– Disponer de toda la información para poder realizar la planificación de la producción en el campo en función de las tendencias del mercado y posibles demandas.
– Poder realizar el llamamiento del personal de almacén y campo en función de la producción prevista, ratio de horas extras pagadas, cálculo global de costes de mano de obra,…
– Conocer y segmentar mejor la demanda de cada cliente.
El objetivo a la hora de profundizar en los datos debe ser la mejorar en la toma de decisiones, poniendo a disposición de los decisores de negocio la mejor información posible, en el momento preciso.