Para cerrar este bloque de entradas en las que hemos tratado de hacer un repaso por las principales variables que pueden afectar a un proyecto de T.I., después de establecer toda una serie de criterios de actuación que podríamos clasificar como tangibles y medibles, no deberíamos terminar sin hacer mención a la parte psicológica de una implantación.
Esta entrada la vamos a dividir en dos partes, en la primera daremos una serie de recomendaciones y comentarios finales, en una segunda parte reflexionaremos sobre lo que le ocurre a cada una de las partes en su aspecto emocional.
Para empezar con los comentarios y recomendaciones voy a realizar una afirmación que todo aquel que se haya enfrentado a más de una implantación de T.I. considera una verdad absoluta y universal: no hay dos proyectos iguales.
Partiendo de esta afirmación:
1. Aunque un cliente jure y perjure que sus procesos son los estándares de su sector y funciona igual que el resto de sus competidores, esto no es cierto, y no porque el cliente nos quiera engañar, realmente lo cree así. Por tanto:
a. Sr. Cliente, aunque no lo crea, sus procesos, en algún punto, son diferentes al resto; por lo tanto debe permitir que el Proveedor analice esos procesos para que le pueda adaptar el ERP de forma específica.
b. Sr. Proveedor, analice con detalle los procesos del Cliente y trátelos como si fuera la primera vez que se lo cuentan, posteriormente ya se verá qué parte se puede aprovechar del estándar.
2. El Proveedor está habituado a desarrollar e implantar soluciones informáticas, pero no por ello hay que pensar que el Proveedor va a implantar la solución por sí sólo y, por tanto, el Cliente se puede olvidar del proyecto salvo para algún control periódico. Tanto Proveedor como Cliente deben realizar sus tareas, tareas que deben haber quedado establecidas en el «arranque del proyecto» (ver «Buenas prácticas a la hora de gestionar un proyecto de sistemas de información I«). Hay que tener muy claro que en el momento en que una parte u otra no realice las tareas asignadas en el tiempo asignado se va a producir un desajuste importante sobre el resultado del Proyecto que imposibilitará el alcance de los objetivos establecidos lo cual conllevará, inevitablemente, deterioros en la relación Cliente-Proveedor, con el evidente perjuicio para ambas partes.
Los comentarios anteriores son una recomendación a la hora de «pensar» en un proyecto de implantación de una solución informática, debemos pensar en los que tenemos enfrente. Los humanos somos, por definición, seres empáticos; lo malo es que muchas veces olvidamos esa faceta en nuestras relaciones cotidianas. Buen ejemplo de esto nos lo encontramos habitualmente en las implantaciones de T.I.; tendemos a pensar que «nosotros» estamos soportando los males de la implantación y nos sentimos muy perjudicados mientras que los «otros se salen con la suya». Pues bien, nada más lejos de la realidad; para demostrar esta afirmación propongo que repasemos lo siguiente.
Situación de los diversos actores de una implantación T.I.
1. El equipo del cliente.
Hay que pensar que el Equipo de Proyecto del cliente va a tener, a parte de su actividad laboral habitual, el trabajo adicional de la puesta en marcha de un nuevo sistema informático. Y esto es para todos los perfiles que intervienen y para todas las fases del proyecto. Dentro de este equipo hay que observar si algún componente mantiene una actitud que le pueda llevar a incumplir el compromiso de realizar las tareas asignadas para reaccionar a tiempo y buscar alternativas que minimicen los posibles problemas.
2. El equipo del proveedor.
a. A diferencia del equipo del Cliente, para el Proveedor, la puesta en marcha de un sistema informático es su trabajo habitual. No obstante como hemos dicho anteriormente no hay dos proyectos iguales, ni por los procesos de cada empresa ni por el equipo de proyecto del Cliente (lógicamente este es diferente en cada implantación).
b. Hay que pensar, además, que el equipo del Proveedor está sometido a una presión continua porque su trabajo es «crear» algo nuevo y este proceso siempre es complicado.
c. Mención especial merece la figura del implantador. Esta persona recibe una presión especial ya que es la cabeza visible del Proveedor en casa del cliente y, por tanto, se encuentra de primera mano con las aceptaciones o rechazos del equipo del Cliente cuando prueban la aplicación.
Todas las consideraciones realizadas en esta entrada no buscan sino que pensemos realmente en el proyecto y seamos capaces de entender «a la otra parte» de forma que minimicemos los posibles riesgos que todo proyecto conlleva y alcancemos los objetivos que nos hemos planteado en el inicio del mismo.
Finalmente si tuviera que hacer una recomendación útil para todo proyecto sería: Hay que fomentar la colaboración y apoyo dentro y entre los equipos del proyecto del cliente y del proveedor.