Haga por un momento un ejercicio de reflexión y vuelva unos años atrás; nos despertamos con el timbre de nuestro reloj mecánico, nos comunicamos mediante cartas y para llamar a alguien tenía que estar en casa. Mucho tiempo ha pasado desde que vivíamos entre esas costumbres y nadie anhelaba una tecnología que nos haría cambiar la forma de comunicarnos, lo que no esperábamos es que nos cambiaría también la forma de vivir.
En este momento sentimos la necesidad de la comunicación e información permanente porque esas son las costumbres que actualmente tenemos a nuestro alrededor y sin ellas, nos sentiríamos desubicados con la vorágine tecnóloga que nos rodea día a día. Esos cambios nos han aportado mejoras sustanciales en la forma de comunicarnos y el camino que llevan es que sigan cambiando nuestra forma de vivir.
El coche auto dirigido de Google, drones que aprenden a volar por sí mismos, impresión en 3D, gafas de realidad aumentada…son ejemplos de cómo la tecnología cambiará nuestras vidas y todas esas innovaciones tienen un denominador común: Inteligencia Artificial. Podríamos definir la inteligencia artificial (IA) en una sola palabra: autoaprendizaje. Y podríamos identificar como el día 0 de la inteligencia artificial (IA) el 10 de febrero de 1996, cuando el superordenador Deep Blue venció al campeón del mundo de ajedrez Gary Kaspárov.
Por primera vez la inteligencia artificial (IA) venció a un ser humano.
Pero, ¿cómo puede ayudar esta tecnología en el negocio del sector agrario?
En el caso de la impresión en 3D nos serviría para poder reproducir nuestros materiales de confección si dispusiéramos de la materia prima de la que están fabricados. En el caso de los drones podría explorar grandes campos de plantación y realizar fotografías de las anomalías que el sistema percibiera para informar de ello a la central. Pero lo que realmente cambiará a medio plazo la forma de entender la información de las empresas y las consecuencias directas que tendrá en nuestro negocio será la inteligencia artificial (IA) relacionada con el Big Data.
Partimos de la base de que los hábitos de conducta del consumidor han cambiado. Antes eran las empresas quienes lanzaban las ofertas y los consumidores quienes se adaptaban a ellas. Ahora son ellos los que deciden qué quieren comprar, en qué momento le interesa más y cómo quieren el producto. Por ello, debemos de tener un sistema adecuado de técnicas de análisis de información de Big Data para descubrir las pautas de conducta del mercado y que la inteligencia artificial (IA) nos indique cuál es el momento más adecuado para estar previstos a estas demandas.
Si podemos integrar este tipo de información a nuestro negocio podremos anticiparnos a nuestros competidores, saber cuál es el momento más adecuado de realizar nuestras inversiones para elaborar nuestros productos e identificar qué tipo de inversiones ya no son rentables para nuestro negocio. Con ello, podremos afianzarnos mejor en las subsistencia de nuestra empresa y acercarnos en la carrera del primero que pueda preveer cuál es el comportamiento que va a poder decirnos qué decisión es la más adecuada para nuestro negocio.
¿Nos equivocaremos? Por supuesto que sí. ¿Pero acaso no nos estamos equivocando ahora en algunas de las decisiones de negocio que estamos adoptando? Analizamos la información basada en la experiencia que tenemos, pero no podemos retener toda la información que procesa nuestro negocio. Ahora tenemos la oportunidad de adoptar posicionamientos basados en TODA la información de nuestro negocio y reforzarla con tendencias de mercado e información relevante que nos ayude a identificar cual es el camino más adecuado para nosotros.
IA: autoaprendizaje al servicio de nuestro negocio.
Redactado por Jose Caballer