
Esta reflexión la hacía con el director general de una importante empresa hortofrutícola hace unas semanas, a colación de un comentario suyo sobre cómo se presentaba la próxima campaña citrícola.
En España disponemos del clima idóneo para ser “el huerto de Europa” por variedad y calidad en los productos agrícolas que producimos. Del mismo modo, somos pioneros en nuevas técnicas de cultivo para mejorar la producción, el calibre, la calidad,…
Sin embargo, todas estas ventajas no las percibimos cuando nos llega la cuenta de venta y los resultados de nuestra actividad. Existen diversos motivos: más oferta que demanda, mercado globalizado, incremento de la fuerza negociadora que tienen las grandes superficies, variedades nuevas que amplían la campaña del producto,… Pero, ¿podemos minimizar el impacto en nuestros resultados?
La semana pasada, la responsable de una central hortofrutícola que dispone de una marca muy reconocida en mercados del norte de Europa, me llevó a la clave para cambiar esta tendencia. Comentando sobre las últimas campañas y la previsión de la actual me indicó: “cuanto más problemas se plantean en una campaña (heladas, pedrisco, crisis,…) más volumen de ventas tenemos ese ejercicio. Es cuando el consumidor no se la juega y busca las marcas reconocidas”.
De este modo, aunque no es sencillo, sí que podemos diferenciar nuestro producto agroalimentario del resto de la competencia. Para ello, debemos aprovechar las posibilidades que nos brinda el marketing. Además, considero vital (y con un retorno de la inversión más rápido) el aprovechar la tecnología para realizar un buen marketing online.
Es el momento de ponerlo en valor, gestionando de manera profesional y estratégica el marketing hortofrutícola.